miércoles, diciembre 18, 2013

Cinco Poemas para la Navidad


El beso                           

Nada abriga tanto como un beso
en este extraño espacio de diciembre.
Como el beso delicioso de la leche
o de la mirra,
como el beso mismo de unos labios
volviéndose racimos.
Nada importa tanto, si en Belén
el verbo se nos llena de preguntas
y un establo es otro interrogante,
y un sonido lejano de panderos 
se nos filtra
como un tierno arco iris .








Un niño lejano



Adversos eran los vientos
cuando el gallo en un portal cantaba.

Las fronteras del hielo marcan el paso
y entre la gente
                      un niño
lejano en otra tierra discurría
como un feliz insecto.
adversos eran los vientos
y en Belén
hay un niño que llora .
            ¡Quién lo escucha!





Ideales


Resucite la luz, se abran 
los dedos limpios.
Se encarne en la garganta la pureza,
florezcan los rosales,
dejemos abrir la noche,
que pase
         el sueño;
el que vuela,
el que roza nubes y engulle
estrellas en el aire




Astros macerados 


Vuelve la estrella y nada es frío.
La leña está en los ojos de estos días
bellísimos de invierno.

¡No arranquéis abetos, ni sequéis 
el profundo sentir de las orillas!

La Navidad sedienta toca al mundo
su corazón remoto,
fulgen las canciones de otros días
sueñan en nuestras manos
el retorno constante.

Astros macerados con el fuego dulce
de los cirios.



La estrella


Se eriza diciembre y la ventisca
ha dejado su rastro.
Símbolos que acuden cada año
en estas fechas frías.

-Solo una luz nos cabe en la mirada-

Desde oriente
una estrella nos recuerda
los glaciares caminos,
las míseras llanuras de los desposeídos.

Mis labios 
buscan al niño en la ciudad de Judea,
bajo el frío desnudo de algún árbol,
impaciente de flautas y jardines.



Isabel de Rueda

martes, noviembre 19, 2013

Poesía contra la violencia de género

Algunos de los poemas que tuve ocasión de leer en el II ciclo de Poesía frente a la Violencia de Género, organizado por la poeta Rafaela Hammes Castillo en Córdoba.

Porque como Celaya, pienso que la poesía es una arma cargada de futuro, un arma capaz de generar conciencia y por ello, feliz de participar en estas jornadas que conducen entre otras cosas a la reflexión.

                      I

Un aura
de siniestro ataúd la encadenaba
a la ingrávida sombra
después que la ruptura de amor aventara
las negras mansiones de nubes,
los palacios de escombros
que había entre sus manos.
Barrer
 uno a uno los cristales
afilados del odio suponía vencer...
rehacer otra luz,
caminar
de otra forma distinta.
Suponía
         nacer,
olvidar cementerios, dar dos pasos, subir
allí en la escalinata
de sus mismos pechos y respirar,
como si nunca el odio
le enviara misivas, diminutas
estampas otoñales, tan obscenas
como la misma muerte.











-Este II poema se inspira en una época... en ese mundo en blanco y negro  que le tocó vivir a esa linda y extraordinaria  mujer que fue mi abuela.


                        II

La vejez
vestía entonces con los flecos
de afanosas toquillas.
Un rodete
cincelado en la nuca y las mujeres,
amas de casa todas,
despertaban de sus sueños primeros.
Eran tiempos quebrados y la guerra
como un vientre rugía su dolor desmedido.
Luego, uno a uno los chiquillo
caminaban llorosos
                  y los poetas
eran idos
o eran muertos ante los ojos
de todas las choperas.
Yo aún no había nacido y las mujeres
más que nunca
persignaron sus frentes e invocaron
a ese Dios depravado y sordo.




                     III

Porque todo era tuyo mis palabras
de mi se fueron yendo lentamente.

De mi se fueron yendo los romances,
las cuartetas primeras, el balbuceo
de todos los sintagmas que me habitan.

Así la fuerza de la muerte
                            trajinaba...

Porque todo era tuyo recogiste
de mis versos el agitado sueño.

La pulpa desolada es lo que queda,
y esta mudez salobre y esta manera
de llorar temprano.


                               Isabel de Rueda

domingo, octubre 20, 2013

OÍR AL MAR

                                                                                         ¿De dónde he venido? Sigue en pie la pregunta.
                                                                                                                                          J.W. Goethe






                                 Inmersión I


                      Llegar al mar y sumergirte
                     decrépita de años y de misterios.
                     Sentir gozoso el tiempo y los alados
                     caballos de las fuentes.








           

              Inmersión II


Volver al agua de las fuentes,
saberte renacida, cuando tarde,
la niña con sus flores aparezca
y la sed de sus labios se te muestren
como un patio de rosas.


             Oír al mar I


Saber oír al mar entre las olas
de tus vidas pasadas. Que no seas
un Adán de silencio en el espejo
antiguo de tu rostro.


           Oír al mar II


Llegar de nuevo a ti en la primera
partícula de un verso,
en la música errante de las aguas
que engendrara los tiempos
y comprenderte,
en la esfera terrestre de unos ojos
o de un gran pez
                        sostenido de lluvia.


            Mirarme


Observar al mar, mirarme
en las conchas raídas de abrazos,
o en los dedos flotantes de un niño
jugando en la arena.

(Del libro Pizarras de Agua)

domingo, junio 23, 2013

SOLSTICIO DE VERANO 2013

                                                        






Si realmente, como muchos así lo piensan existiese un dios. Un ente superior y omnipotente,  pienso que, éste no podría ser otro, sino un dios Solar.

Esto es también lo que debieron pensar todas las culturas en su más remoto origen. Llámese a este dios Hindra, Helio, Ra, Apolo, Horus, Jesucristo...

Un dios de luz, portador de la antorcha, sabedor y alumbrador del enigma del que somos presos y que hoy, un año más, nos reúne en este mágico ritual de manos.

Da igual si este dios Solar fuera conducido por una barca como pensaban los antiguos egipcios o por un carro de oro, como decían los griegos, tirados por dorados caballos o por unos bellísimos toros de fuego, porque todos son Uno.


Sin embargo, hoy más que nunca, quiero hacer alusión a ese dios antropomorfo de la cultura griega,  ese dios del Olimpo llamado Apolo, creador de la lira y la poesía, vencedor de tinieblas, dador de luz. Esa luz tan necesaria para generar la lluvia, hacer brotar los campos, las fuentes, los ríos. Capaz de generar jardines, crear oráculos en el interior de nosotros mismos, con el mismo poder para matar a la serpiente Pitón que para abrir balcones, puertas entre la bruma de nuestro propio ser.

Brindar y festejar al Sol en la cosecha de una amplia sonrisa, en la poesía, en la música...juntando manos, tocando amigos.

Festejar al Sol y creer siempre en la utopía de saltar el fuego a través, porqué no, de esta ofrenda lírica, de este rito también de purificación que es la poesía.



Isabel de Rueda